Ayer me estaba acordando de vos. Puse la radio en mi computadora y empecé a coleccionar música que me llama. De repente me empecé a mover en la silla, y después me levanté y empecé a mover los pies y las manos, y cuando me dí cuenta, estaba bailando al son de la música. Bailé sola pero desfruté del movimiento acompañado por la armonía y la letra poética de las canciones que pasaban. Me hizo muy bien, me sentí oxigenada, y me dí cuenta de lo que vos ilustraste en tu libro. !Que lindo!
Movimiento... tan simple y tan poderoso. Gracias.
Alexandra Goodwin
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